El imperio de las especies de la laguna de Launay
En Varengeville-sur-Mer
Un jardín debe ser bello durante los doce meses del año. El antiguo anticuario Jean-Louis Dantec lo convirtió en su mantra. La laguna de Launay, el terreno que él mismo diseñó y creó, reúne así, sobre 7 hectáreas, miles de especies raras y espectaculares. Una tal pasión desplegada en la creación de un jardín ha inspirado a Tectona, que ostenta una larga historia en este universo y con su revista T, a abrir las puertas de este pequeño paraíso.
Inspirarse en lo bello
Para comenzar, tenemos un pueblo de 990 almas en Seine-Maritime. Una aldea que conjuga, entre todos los tonos posibles, el verde de su campiña y los reflejos blanquecinos de la Manche, inspirando desde el siglo XIX a pintores como Monet, Braque y Auburtin. A los ojos de los amantes de la botánica, es la capital europea de los jardines. Detrás de sus laberínticas callejuelas, Varengeville- sur-Mer cuenta con una decena de parques, cada uno más excepcional que el anterior. Se encuentran lugares como Le Bois des Moutiers, un verdadero museo de vegetación, recientemente comprado por Jérôme Seydoux que confió su renovación a Madison Cox; y también Le Vastérival, propiedad de la Princesa Greta Sturdza, una apasionada de la botánica que despierta una variedad de vocaciones entre los locales.
Entre estos últimos, tenemos al comerciante de arte Jean-Louis Dantec, quien está hace ya mucho tiempo instalado en el Louvre des Antiquaires (Louvre de los Anticuarios, en francés). En una propiedad que pertenece a su familia política, él moldea hace más de 30 años su pequeño Edén. En 1990, no había allí más que una extensión de malezas y ciénagas. Para crear un mantillo propicio al desarrollo de las plantas, drenó el terreno, creó lagunas, e instaló cortavientos al plantar filas de tejos. El anticuario tiene algunas nociones de paisajismo, pero tiene alma de artista, y cuenta con una preciada amiga en la Princesa Sturdza. "Con todos los jardines en derredor, el mantillo era agradable, reconoce. Para aprender, hay que ir a los museos y, como museo de plantas, Varengeville es un lugar único." A continuación... "Son diecisiete años de bulldozer y excavadora."
El bazar de las plantas
De su profesión de anticuario, Jean-Louis Dantec heredó una pequeña inclinación por las colecciones de todo tipo. Así entonces pudo obtener miles de especies. Más de 250 magnolias, stewartias, Gunera manicata –una planta originaria de América del Sur, emblemática de Varengeville- sur-Mer– cuyas hojas gigantes recubren la casi totalidad de sus lagunas. O incluso árboles con una variedad de cortezas, de los cuales Jean-Louis Dantec posee una de las más bellas colecciones. Al azar, encontramos ejemplares de Betula albosinensis, de Arbutus menziesii, de arces chino gris, de abedules jacquemontii cuya corteza se desprende en pequeñas tiras como pergaminos. Sin embargo, abundancia de plantas no significa densidad. "La poda es esencial, añade nuestro anfitrión. De otra forma, no se trata de un jardín, sino de naturaleza, sin más. Hay que saber no plantar demasiado, mantener algunos espacios vacíos para que el ojo pueda descansar y ver el azul del cielo. No hay nada más artificial que un jardín, incluso natural."
Enfrente a su pequeño valle, verdadera obra maestra, Jean-Louis Dantec hizo construir una casa de arquitectura contemporánea ya que quería, según él, grandes ventanales y una terraza panorámica, la cual está acondicionada con mobiliario Tectona, para disfrutar del espectáculo. Y como clímax: el otoño. La estación donde la gran diversidad de arces japoneses que ha plantado, así como los liquidámbares y los taxodiums, se visten de sus más bellos colores. Volviéndose amarillo, rojo, naranja. Gracias a la variedad de especies, las coloraciones de esta estación son dignas de una obra maestra y se ofrecen en dos o tres oleadas, hasta la caída de sus hojas, a fines de noviembre. "Aquí, es la intensidad de Canadá, pero más sutil", concluye Jean-Louis Dantec.
